martes, 15 de noviembre de 2011

Algo muy gordo debe de estar pasando...




No me ha hecho falta una crisis para darme cuenta de que mi perra Kira vive mejor que yo.
Pero no es que mi perra viva mejor que yo, es que las mascotas de todos nosotros viven a cuerpo de rey, mientras que nosotros/as salimos cada día para traer el pan a casa…
¿Qué está pasando?

Parecía que, con la invención de los ordenadores, íbamos a empezar a tener una vida mejor. Antes, el sueldo solía provenir del cabeza de familia, y esta única persona mantenía a toda su familia. Entonces todo cuadraba. Posteriormente, el milagro: se inventan máquinas que trabajen por nosotros y “podremos ver a papá”.

Imaginábamos un futuro de robots en casa que te saludaban, al tiempo que, cuando te dabas la vuelta para ir a tu cuarto, te daba cierta aprensión, por si podían saltarse las tres reglas que les impuso Asimov.

¿Quién se imaginaba que los sueldos se iban a dividir por dos y que iba a hacer falta que dos personas de cada hogar, como mínimo, trabajasen para mantener a una familia de menos miembros? ¿Y quién se imaginaba que estos robots en realidad son ordenadores de los que hemos acabado siendo esclavos?

Pues a mí esta situación, gustarme me gusta poco, pero a mi perra Kira le encanta. Sí, ella me ve salir por las mañanas, y dice para sus adentros: “¡qué bien! Mamá se va al curro para mantenernos”. Luego se pasa durmiendo la mayor parte de la mañana, y a veces se pasea y se estira un poco. Cuando me ve, quiere salir a pasear. Yo la paseo por la mañana y por la noche, la doy de comer por la mañana y por la noche, la mantengo, le hago compañía. Cierto es que el perro es el mejor amigo del hombre, en este caso de la mujer, pero claro, no me extraña: tiene a su disposición a unos esclavos que, cuando terminan su jornada de esclavitud hacia el ordenador, comienzan su jornada de esclavitud hacia ellos.

Y yo repito: algo muy gordo debe de estar pasando para que las mascotas tengan una calidad de vida muy superior a sus dueños. Al margen de las primas de riesgo, y de su cuñado, algo muy gordo pasa en este “primer mundo occidental”. Y algo que no se arregla fácilmente…

2 comentarios:

  1. Hola Belén

    Respecto a que las mascotas vivan mejor que los amos, no eres la única; casi cada persona a la que conozco con animales acaba haciendo lo mismo: les tratais como a un hijo sin serlo. No se si es tu caso, pero en esos casos además, suelen sustituirse. Además, es que si a uno de estos amantes de los animales se lo indicas, hasta se ofenden.

    Recordando tu formación económica, y siendo utilitarista, si tienes mascota, es porque te compensa: la satisfacción (utilidad) que te reporta es superior a los costes (tiempo, alimentación, veterinarios...).

    Respecto a la otra parte, volvemos a la teoría económica: (y "citando" a Marx, no -groucho, sino Carlos) el sueldo del trabajador viene determinado por su productividad. La tecnología ha aumentado la producción, ¿pero el factor trabajo ha aumentado su productividad o nos hemos aburguesado? Item más: ¿Hemos aumentado la necesidad de fuerza laboral lo suficiente para absorber a toda la población activa potencial en condiciones salariales (entendidas en capacidad de compra) o hemos "decidido" reducir esas condiciones salariales (vía reducción de la productividad del trabajador) en la cantidad necesaria para que se abarque a la mayor población posible?

    Por otro lado, tenemos la cuestión de las prioridades: en tiempos de nuestros padres, el ocio era secundario: como mucho tenías un periodo de vacaciones al año, y si era largo era porque ibas a casa de los abuelos, de niños, íbamos al cine muy de vez en cuando y teníamos una bolsa de palomitas para compartir entre todos los que íbamos. Y además, el cine estaba en el barrio. ¿La música? Había un tocadiscos para toda la familia, así como una radio. El que tenía el disco original de los éxitos era el crack y se lo copiaba en una cinta a los demás amigos. Para que todos pudieran tener ese original, salieron los recopilatorios de grandes éxitos, que por otro lado, duraban dos o tres años; y los aparatos duraban toda la vida. Antes te endeudabas para comprar la casa y poco más.

    ¿Hoy? aunque tengas hipoteca, debas el coche, e incluso la cama, el que no sale en todos los puentes y fiestas de guardar es un pringado; y no se va precisamente a casa de tus padres, sino que cuanto más exótico y lejano sea el viaje, mejor. Salir al cine (o al teatro), aparte de que la entrada en sí sea un potosí, implica palomitas y refresco para cada uno, aparte de que como tienes que ir al extrarradio, también gastas en el coche, y por supuesto, la salida no es completa sin cenar. Todo el mundo tiene en casa prácticamente un televisor y un equipo musical por persona, aparte del ordenador y el ipod /mp3.... Estos dos últimos con una caducidad de 2-3 años máximo. La música dura dos semanas en los éxitos y todo el mundo está "obligado" a comprar originales (y que no me vengan con tonterías: antes había una docena de discos de oro / platino al año y ahora se da uno cada semana). Y de las deudas, mejor ni hablamos, que ahora se paga todo con tarjeta de crédito, se aplazan los pagos...

    Como indico: hemos cambiado las prioridades: hemos cambiado de un estilo basado en el sacrificio a la adoración al hedonismo. ¿Que no vivimos tan bien como quisiéramos? Es cierto. ¿Vivimos peor que antes? No estoy tan seguro. ¿Que hemos "elegido" nosotros esta forma de vida? Eso sí.

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  2. Belén, tú ya viste cómo viven mis gatas, pero debo reconocer que yo tampoco vivo tan mal, jajaja. En mi caso fue una cuestión de prioridades, renunciar a tener cosas para poder tener tiempo y maximizar las horas que trabajo. Si algo he aprendido de mis gatas, es que necesitan muy poquitas cosas para ser felices: buena compañía, un poco de sol, algo de comida y mucho contacto, así que me apunto antes a la vida gatuna que a la consumista.

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