viernes, 5 de junio de 2009

Sobre la educación

Ha aparecido recientemente en El País un artículo que se titula "Los ordenadores no enseñan solos."

Me pregunto: ¿cómo aprendía el ser humano de las cavernas, ése al que recurrimos tanto para volver a vernos como animales? Quizá aprendía por imitación de modelos, por experiencia directa, y poco más. Veía a su madre, o a los adultos de la tribu, y les imitaba, como también hacen los grandes simios o los humanos actuales. Por otra parte, experimentaban, probaban, se aventuraban, recibiendo estímulos positivos y negativos de su entorno.

Me pregunto: ¿os imagináis unas aulas arrasadas por la típica bomba peliculera llenas de portátiles de última generación totalmente inútiles porque las siguientes generaciones no saben lo que son? Realmente, lo más probable es justo lo contrario: las nuevas generaciones van a permanecer todavía más horas, desde más pequeños, sentados delante de una pantalla.
De este hecho van a derivarse una serie de consecuencias lógicas:
  • problemas físicos: visión deficiente, molestias en la espalda, malas digestiones, estreñimiento, hemorroides, problemas de sueño, articulaciones agarrotadas.
  • problemas de relación: si sólo te sabes relacionar rebotando información contra una pantalla plana, poco podrás hacer en el mundo "real".
  • desconexión con lo biológico, desde el propio cuerpo (ritmo biológico) hasta las estaciones, los ciclos lunares, día y noche...
  • desconocimiento total del entorno, de cómo se sobrevive fuera de un edificio conectado a Internet.

Los portátiles de ZP me parecen demasiado, un derroche, aunque estoy a favor del progreso y de la educación virtual. Lo que quiero decir es que sería mejor gastarse ese dinero en las personas (profesores), en que haya más y mejores profesores y menos niños por aula, y métodos más creativos para aprender que el mero hecho de estudiar todos los años lo mismo.

Memorizar ha servido para tener culturilla general, y poco más. Hay gente que se sabe párrafos enteros de libros y nunca los ha digerido. Las generaciones X e Y lo hemos tenido todo tan resumido y pasado por el tamiz, que no nos hemos enterado de nada y no sabemos dónde está el río Nervión, a menos que estén cerca de nuestra casa, ni tampoco sabemos dónde está Australia (verídico: una compañera de trabajo me preguntó que si Australia no estaba en la Unión Europea, ¿dónde estaba entonces?). Quevedo, Lope, Galdós, sí, un montón de nombres y fechas y unos señores a los que pintar bigote (caso de no tenerlo) en el libro. Las ciencias "prácticas" no se libran: memorizar un método para aplicar la fórmula sin entender nada.
Años y años y más años sentado en una incómoda y dura silla escuchando señores y señoras hablar de cosas que no me interesan en absoluto, que aprendo para aprobar el examen y que olvido de forma automática. El PC no cambiará eso. Es la enseñanza creativa, es enseñar a aprender, es motivar, es crear interés por el mundo, eso sí.
¿Y por qué no enseñar lo que de verdad se va a utilizar? Habilidades sociales, cómo ligar, cómo se educa a un niño, cómo me alimento adecuadamente, cómo se trabaja, cómo se aguanta a un jefe, por qué debo permanecer 8 horas en un sitio a pesar de que ese trabajo puede hacerse en 6, por qué debo hacer horas extra pero como si no las hiciera, qué necesito para no estar desempleado?

2 comentarios:

  1. Belén:
    La enseñanza creativa existe y se llama WALDORF
    Un saludo.

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  2. Cierto, buen apunte.
    Había oído hablar de ello y me alegro de que alguien me lo recuerde. Espero que cada vez esté más extendido y se conozca más.

    Un saludo!

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