lunes, 28 de diciembre de 2009
Cómo no ser el cordero el día de Navidad
martes, 22 de diciembre de 2009
La dejadez del "estoy muy ocupad@"
Con frecuencia, las personas ocupadas son con frecuencia las más perezosas. Todos conocemos casos en los que un hombre trabaja muchas horas para ganar dinero, para poder así mantener a su mujer y a sus hijos. Este hombre actúa así basado en una serie de creencias: "es necesario trabajar duro para ganarse el pan", " sólo los que trabajan así llegan lejos", "si no hago esto, entonces estaré con mi familia bajo un puente ". Pero ese hombre que se queda todos los días horas extra y que se trae trabajo a casa los fines de semana, resulta que un día regresa a un hogar vacío. Su mujer se ha marchado con sus hijos. Sí, reconoce en medio del dolor que tenían problemas de "comunicación" (¿Acaso había comunicación? se dice ella).
La pereza o dejadez de este tipo de persona está en ese saber que tenía problemas de relación, y en ese huir metiendo la cabeza dentro del "estoy muy ocupado". Lo cierto es que las personas se mantienen ocupadas para evitar hacer frente a algo que no quieren ver. No es algo que les tengan que decir; ellos/as lo saben en lo más profundo. De hecho, si le dices esto a cualquiera de estas personas excesivamente ocupadas (que suelen ser hombres), responderán con ira. Esa verdad duele.
No me vale excusas como: "en la era cavernícola era lo que hacíamos, cazar y traer animales, traer el sustento". ¿Cómo se pueden seguir apoyando algunos en esto? Es pura dejadez, es no tomar las riendas de tu vida, es no dar valor a lo que es importante en ella, hasta que lo pierdes, hasta que se te va de las manos, es confundir lo urgente con lo importante.
Abrir los ojos y estar alerta es algo que pocas personas hacen, porque en ocasiones duele. Crear excusas, razones, o aferrarse a creencias tales como: "El mundo es hostil", "Todo el mundo lo hace", "La vida es así de dura", es no querer percibir la realidad tal cual es (si es que es posible. Pero al menos, podríamos acercarnos un poco a ella).
El tipo de dejadez de estar muy ocupado/a es el más común hoy en día. Pero esto no es tan moderno. Es el tipo de dejadez de dedicarse a ahorrar tiempo para disfrutarlo ¿cuándo? que describió Michael Ende en Momo. Es la dejadez de quedarse en la mediocridad, agarrándose a lo estable, lo cómodo, lo que parece seguro, hasta que un día “te roban el queso”. Y es que pocos hay que estén atentos a su queso, a si éste se va consumiendo y ya es hora de cambiar de ubicación. Pocos dejan los ojos abiertos, porque es mucho más cómodo cerrarlos y dejarse mecer por la cotidianeidad.
Kiyosaki opina que si abres los ojos, descubres que estabas sintiendo culpabilidad por tu avaricia. Es decir, te has dejado adormecer porque no soportas saber que te gustaría llegar más lejos, pero lejos de verdad, donde tu vida sea la que tú deseabas, no la que “te ha tocado” (otra falacia). Es posible que esto sea así.
En cualquier caso, ya que lo sabes, ¿qué te impide despertar, Neo?
Más información: http://www.richdad.com/
jueves, 3 de diciembre de 2009
En defensa de los derechos fundamentales en Internet
En defensa de los derechos fundamentales en internet
Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que...
1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.
Un manifiesto elaborado entre unos cuantos con intención de que sea de todos.
P21 De Ministerio de Cultura a vigilante de la propiedad
P21 Carta europea de derechos de los ciudadanos en la era digital
domingo, 22 de noviembre de 2009
El sonido más dulce que puedes escuchar...
El protagonista de la novela de ciencia ficción Estrella doble, de Robert A. Heinlein, es un actor a quien convencen para suplantar al político más famoso del imperio, Bonforte, al cual se parece un tanto. Lorenzo Smith, el actor, se entrena en aprender a imitar los gestos y la voz del político gracias a registros que se tienen de él. Entre otras cosas, el actor tendrá que aprender de memoria los Ficheros Farley del político. Pero, ¿qué son los Ficheros Farley?
Jim Farley (una persona real, James A. Farley) perdió a su padre cuando tenía diez años, por lo que se vio obligado a ponerse a trabajar, sin tener la oportunidad de educarse. Sin embargo, Farley tenía una capacidad asombrosa de recordar nombres propios. Jim pasó de una infancia dura a la presidencia del comité nacional del partido demócrata en EE. UU., a la dirección general de Correos, y a llevar a Franklin D. Roosevelt a la Casablanca. Dale Carnegie cuenta que Farley era capaz de recordar el nombre de pila de cincuenta mil personas, de modo que, al encontrarlas, era capaz de llamarlas por su nombre.
Para cada uno de nosotros/as, nuestro propio nombre es el más importante de la tierra. Para influir en una persona, debemos al menos recordar su nombre, como signo de que nos interesa.
Una vez que llamamos a otro por su nombre, si queremos mostrarle interés, sigamos dándole sonidos dulces: los que hablan de él o ella, no de nosotros/as. La mayoría de nosotros intentamos interesar a otra persona contándole lo asombrosa que ha sido nuestra vida. Sin embargo, pensémoslo dos veces: lo más aburrido para una persona es que otra le cuente su vida. ¿Haces tú lo mismo?
Es posible que se piense que esto lo debe hacer el otro/a: «que hable el otro de lo que me interesa a mí, por la misma regla de tres. ¿Por qué tengo que ser yo quien muestre interés por lo que le gusta al otro?» Depende de cómo quieras que sea el mundo.
«La gente odia a quien le hace sentir su propia inferioridad.»
Además, echemos la vista atrás: nos daremos cuenta de que nuestras opiniones han cambiado tantas veces que podríamos incluso mantener discusiones con nuestro yo del pasado.
¿Cómo mantener entonces una conversación desde la empatía? Hemos comenzado por el nombre, por el sonido más dulce para la persona con la que hablamos, y lo hemos hecho porque queremos reconocer su importancia. Además de esto, podemos:
Comenzar de forma amistosa
En el inicio de la conversación está el gancho que hará que el diálogo fluya con buen fin, o que hará que las posiciones antagónicas se refuercen. Por ello, comenzar la conversación con una sonrisa, acogiendo a nuestro interlocutor, mostrando simpatía, apreciación, es el primer paso para unas relaciones fructíferas.
Conseguir que el otro diga «sí»
Lo contrario sería comenzar la conversación buscando los puntos en que ambos pensamos de forma diferente. Si buscamos las partes de acuerdo, nuestro interlocutor asentirá y hará afirmaciones. Esto le hará sentir mejor con respecto a la conversación que si le planteamos asuntos que le harán decir que no.
Además, si una persona empieza a decir «no», lo más probable es que adopte una postura global de rechazo: sus brazos cruzados, el ceño fruncido, no mantener la mirada, apretar los labios... El cambio corporal de rechazo equivale a una respuesta a la amenaza, a una activación del sistema simpático y a una predisposición a la defensa, o a la huida. En esta actitud, conseguir que una persona ceda en algo va a ser mucho más difícil.
Dejar que el interlocutor sea quien hable más
Casi todos nosotros, cuando queremos convencer a alguien de nuestros argumentos, hablamos demasiado. Pero ya hemos visto que para cada uno, su propio discurso es el más interesante. Si mantenemos un monólogo sobresaliente, está claro que no se está dando una conversación en que dos personas intercambian ideas.
Dejar que el otro piense que es suya la idea
Para obtener cooperación, no hay nada como hacer sentir a nuestro interlocutor que ha tenido una idea genial, y suya, incluso si para llegar a ella le hemos dado nosotros/as todos los argumentos creativos. La forma más hábil de llegar a acuerdos importantes en la conversación no es forzar al otro/a a aceptar nuestras opiniones, sino hacerle preguntas abiertas que le permitan llegar por sí mismo/a a sus propias conclusiones.
Mostrar simpatía por las ideas del otro
Un dato demoledor: las ideas de la otra persona serían las nuestras si fuésemos esa persona. Esto, que parece una tautología, nos invita a ser conscientes de que los seres humanos no somos tan diferentes entre nosotros, por lo que es posible que pensáramos como nuestro interlocutor si estuviéramos en su lugar.
Mostrarle esta comprensión, dar a nuestro interlocutor el crédito de que, por absurdo que nos parezca lo que diga o haga podríamos ser nosotros quienes lo hiciéramos, es ganarse su confianza. Esta comprensión puede requerir que retengamos nuestra respuesta a sus argumentos hasta dejar de sentir la necesidad de mostrarle una emoción negativa.
Apelar a los motivos más nobles
Uno de los principios de la Programación Neuro-Lingüística es considerar que hay una intención positiva detrás de cada acto, por despreciable que nos parezca el acto en sí. Todos tenemos unos motivos reales para actuar, que son los que son, y sin embargo nos gusta pensar en que nuestros motivos son otros: más elevados, ideales, altruistas.
En la conversación con el otro, reconozcamos sus motivos nobles, no sus motivos más básicos. En lugar de poner en evidencia a una persona, juzgándola, apreciemos la intención positiva que se esconde detrás de su actuación, y mostremos apoyo a esta versión mejorada de sí mismo/a.
http://belencasado.wordpress.com/formacion/
miércoles, 4 de noviembre de 2009
¿Comprendes realmente a los demás?
jueves, 29 de octubre de 2009
Iba esta mañana en el Metro, cuando a mi lado se ha sentado alguien que de inmediato ha abierto un libro, con mucho interés. Yo suelo asomar la cabeza para ver qué está leyendo mi compañero o compañera de viaje, y suelo desinteresarme cuando leo algo como: "Hola -dijo Mike."
Esta vez leí el título del capítulo, bien grande: "La cuenta está equivocada, pero cuadra". De inmediato he sabido que conocía este texto, pero no caía. El estilo de los nombres de capítulo de todo el libro es similar a éste, pero, ¿cuál es?
He vuelto a echar una ojeada. ¿Por qué iba a molestarle a este individuo que yo viera algo más de su libro? Nunca he entendido por qué alguien aparta su lectura cuando el que está sentado a su lado le echa un vistazo. ¡Ni que se la fuera a robar!
El caso es que he captado otras palabras más abajo del título:
Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón
Aquí ya no había duda alguna para mí: el libro era Momo, o la extraña historia de los ladrones del tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres.
Nada más llegar a esta conclusión, el pasajero ha pasado la página y ahí estaban, algunos hombres grises fumando sus cigarrillos grises. Es el capítulo en el que uno de los hombres grises visita al barbero Fusi, y empieza a escribir en el espejo las cifras de los millones de segundos que Fusi no ha sabido utilizar, los que le quedan por vivir, los que puede ahorrar, etc. Los hombres grises mencionan varias veces una caja de ahorros de tiempo, que guarda similitud con una especie de banco que sólo acepta depósitos a plazo indefinido. Y eso que el tiempo vale más que el oro.
He recordado todo esto cuando hoy he visto la imagen del anochecer que, igual que la del amanecer que ilustra esta entrada, dura tan sólo unos minutos. Tu tiempo es tu vida. Cuando dices que no tienes tiempo, dices que no tienes vida. Tu vida reside en tu corazón. Cuando la ahogas sin tiempo, ahogas a tu corazón: los Hombres Grises te han visitado.
http://sites.google.com/site/estarmejorquebien/Home/formacion
miércoles, 21 de octubre de 2009
De nuevo Punset, esta vez para agradecerle
En el último programa de Redes, Punset llevó a una Neuróloga, Sonia Lupien, que explicó qué es el estrés. Me alegro mucho de que invitase a una experta que por fin explicase lo que es el estrés, ya que me temo que la mayoría de las personas lo confunden con ansiedad.
Como la Neuróloga comentó, en una situación que provoca estrés, aparecen los siguientes elementos:
(Foto de Laura Casado)
- La situación es novedosa
- Tiene un carácter impredecible
- Tenemos poco o ningún control sobre ella
- Supone una amenaza a nuestra persona... o a nuestro ego.
Son ya muchos los años en que se habla del estrés, pero se hace poco por evitarlo, en parte por este desconocimiento, en parte porque queda muy bien tener estrés pero queda muy mal adoptar conductas que lo eviten. Decir que estás estresado es ponerte en el mismo barco en el que están el resto de personas de tu trabajo, tus amigos, tu familia. Decir que no te gustan las situaciones novedosas, impredecibles, y que no puedes controlar es como asumir que eres un ser débil y abyecto, temeroso, que se niega al progreso y los cambios de este mundo. Y tú sólo habías dicho que no te gusta el estrés...
Tal como afirmó Sonia Lupien en el programa, una persona sin estrés está muerta. Es necesario un cierto nivel de estrés, ya que de otra forma, seríamos una especie de planta o de roca que no se deja penetrar por la novedad. Resolver situaciones estresantes nos hace poner en funcionamiento los resortes de la creatividad, de la estrategia, de la persistencia y la resolución de problemas.
El estado ideal de nuestro cerebro es el flow o estado de flujo. En él, existe un equilibrio entre las habilidades que requerimos para hacer frente a una situación y las que tenemos. Una situación estresante se caracteriza por la falta de habilidades para resolverla positivamente.
Por ejemplo, si no sabemos realizar un trabajo, los primeros días estaremos estresados ante la novedad, impredecibilidad, falta de control y amenaza al ego que supone ese nuevo trabajo. En el lado opuesto, se encuentra aquello a lo que estamos tan habituados que aburre mortalmente, que es pura rutina, que tenemos automatizado: nuestras habilidades exceden las requeridas por la actividad. Esto puede llevar a un estado de ansiedad por no saber cómo ocupar el resto del tiempo una vez realizada la tarea.
Ya no mata el mamut lanudo que nos persigue, como apuntó la Neuróloga, mata la suma de exposiciones a peligros secundarios. Cada estresor no mata en sí mismo, pero se añade a la larga lista de estresores que nos mantienen en alerta. El cerebro percibe una situación de amenaza, y mantiene activadas las alarmas mientras esa amenaza no desaparezca. Lo que ocurre es que no nos da tiempo a resolver una situación estresante cuando aparece otra, y otra y otra. Hasta que llegamos al síndrome del quemado o burn out.
¿Qué hacemos?
Dejar de exponerse a situaciones estresantes NO es la solución, puesto que nuestro umbral de tolerancia a la frustración irá bajando, hasta un punto en que nos sea muy difícil encarar la situación más nimia.
Pero sí que ayuda reservarse un tiempo cada día para dejar que la mente se vea libre de toda esa maraña de exigencias sin resolver. Existen muchas posibilidades:
- sentarse a respirar profundamente durante varios minutos
- visualizar cómo resolveríamos la situación que nos preocupa
- charlar con otra persona sobre aquello que nos tiene estresados
- tomarse unos días en los que no nos van a asaltar los estresores
- compensar con actividades que nos ponen automáticamente en estado de flujo (pasear, ver una película, hacer el amor, leer, etc.)
Para más información: http://www.smartplanet.es/redesblog/
jueves, 15 de octubre de 2009
¿Por dónde se nos va la energía?
sábado, 3 de octubre de 2009
Lo científico es verdad, y lo no científico ¿es mentira?
No quiero yo con esta entrada ni mucho menos criticar a Eduard Punset, que me parece una persona inteligentísima, que lleva a su programa Redes invitados muy interesantes, y que aporta cosas realmente curiosas a una televisión bastante pobre.
martes, 18 de agosto de 2009
La sociedad de la desinformación
martes, 11 de agosto de 2009
Human Nature
No, no es un insulto. Es una realidad.
Una realidad, a veces muy tapada por el mundo que hemos creado, tan intelectual, tan de la mente. Y tan falso.
Ahora que estoy investigando sobre Comunicación Humana, descubro que el 93% de esta comunicación es animal, no verbal. Me encuentro con autores como Desmond Morris, que titula su obra de la forma más acorde a esta verdad: El Mono Desnudo.
He tenido la suerte, además, de descubrir la película “Human Nature”, y de confirmarme en lo que ya intuía. Algunos dicen que el lenguaje genera realidad, y yo digo que las palabras nos alejan de la realidad. Hemos creado un mundo basado en ideas y abstracciones mentales, en conceptos, y el máximo de este mundo virtual es, claro está, Internet. Internet, o esos millones de monos desnudos dejando su cuerpo abandonado a la inactividad, utilizando tan sólo sus manos para teclear, sus ojos para mirar una imagen en dos dimensiones, la pantalla, y su mente para crear todo lo demás.
Cuando los sabios místicos dicen que no hay nada, que todo está en tu mente, saben también lo animales que somos los seres humanos. De hecho, afirman que no hay mente. Es decir: no hay nada.
Porque, ¿imaginas un mundo en el que todo se comunicara a través de gruñidos y gestos? Desde luego la especie seguiría sobreviviendo y reproduciéndose, pero es difícil poner un post en gruñidos, o en gestos. Por lo que a mí respecta, se me acabaría la profesión. Sonrío tristemente al pensar en esto, porque en el fondo me fascinaría vernos a los monos desnudos privados del habla y tratando de discutir sobre el sexo de los ángeles...
En el fondo, parece algún tipo de locura esto de haber creado todo un universo a partir de las palabras, palabras que delimitan, que categorizar, que etiquetan, que empaquetan lo que nos rodea para que creamos que lo podemos controlar. Igual que el personaje de la película que interpreta Tim Robbins, nos ponemos a experimentar con ratas de laboratorio para llegar a conclusiones absurdas, para redescubrir una y otra vez lo animales que somos todos, y lo poco que nos gusta esto.
«Sí, pero hay un 1% de diferencia en la cadena de ADN que...»
«¿Y qué me dices del arte, y la mística, y la ciencia?»
Me acuerdo entonces de la frase de la película “Amadeus” en la que el protagonista dice que los reyes y nobles parecen cagar mármol, perdón por la expresión pero es esto lo que dice. Y es que en los temas escatológicos, es cuando más nos damos cuenta, con horror y mucho asco, de lo animales que somos.
Para que no queden vestigios de nuestra procedencia, los seres humanos, el homo sapiens sapiens, lo que hace es destruir a aquellos que le recuerdan su condición animal: primero parece que pudo haber una destrucción del Neandertal por parte del Cromagnon, y luego cada vez que nos hemos encontrado con una civilización que vivía cómodamente en el estado del buen salvaje, nos la hemos cargado: indios, guanches, tribus perdidas de tal o cual lugar, y bueno, a los llamados grandes simios hemos comprobado que con tenerlos en jaulas nos es suficiente.
Recomiendo un blog en el que se habla de las especies animales de una forma muy en línea con esta entrada: http://luthieryquevedo.blogspot.com/
jueves, 6 de agosto de 2009
¿Cómo nos comportamos en nuestro entorno?
Kurt Lewin, psicólogo polaco, hizo interesantes estudios en la Psicología Social, como éste que podemos ver en el vídeo.
Otra de sus aportaciones fue representar la personalidad con una serie de círculos concéntricos que suponen los espacios vitales, del más público al más privado, en forma de capas de la cebolla.
Demostró que, en ciertas culturas como la norteamericana, estos espacios públicos son mucho mayores que los privados, por lo que tendrán parcelas muy claras en su vida pública y privada, perfectamente separadas e identificables. Así, alguien es jefe sólo en su trabajo, pero fuera puede ser miembro de una asociación, voluntario, o compañero de la clase de tai chi.
En otras culturas, como la alemana, conservan sus jerarquías en lo privado, por lo que un jefe lo será las veinticuatro horas del día, y se comportará conforme a su nivel en la asociación, en su casa y en la clase de tai chi. Será más difícil de acceder a este tipo de persona, pero cuando se logre, será al mismo tiempo en todas las facetas.
¿Cómo crees que es la cultura española?
lunes, 20 de julio de 2009
Cuando SÍ consigues lo que quieres
"El miedo a conseguirlo, a lograrlo de verdad."
"cuidado con lo que pides, pues se te puede conceder."¿Por qué es tan peligroso? ¿Por qué podemos llegar a tener miedo del logro, de triunfar, de alcanzar la meta?
- Porque eso implica el final de la búsqueda y el comienzo de algo que no conoces
- Porque al lograrlo, no puedes seguir quejándote
- Porque algo muy profundo en ti "sabe" que ese objetivo NO ES el que realmente deseas
- Porque entonces te toca responsabilizarte de aquello en lo que te conviertes
viernes, 17 de julio de 2009
El hormiguillo, azogue o necesidad de movimiento
martes, 14 de julio de 2009
¡Siempre adelante!
viernes, 10 de julio de 2009
La moral del trabajo es la moral del esclavo
La moral del trabajo nos viene impuesta de un pasado arcaico y superado, aparentemente, por las nuevas tecnologías. La forma de pensar en los horarios y en la organización de las tareas es en muchos casos taylorista, heredada por tanto de la revolución industrial, y alejada en buena parte del sentido común. La herencia, además, conlleva un componente sexista, bastante marcado, en la tradicional división de tareas en la pareja, en trabajos más simples y peor pagados para las mujeres, y en la asunción de que, una vez que una mujer tiene hijos, deja de contar para los ascensos en su profesión, a menos que deje de contar para sus hijos.
Trabajar de 9 a 6, ó de 9 a 7 como se está viendo mucho, o de 8 a 5 si se quiere, es tan absurdo que incluso contándoselo a las ovejas, se reirían de nosotros por ser tan tontos. Se estableció un número de horas, y resulta que hay que permanecer “de cuerpo presente” en una oficina ese número de horas, al menos. No importa que haya picos y bajadas en la producción. No importa que haya personas más rápidas que otras al trabajar. No importa que las circunstancias de algunas personas no les permitan estar tanto tiempo sentados frente a una pantalla de ordenador. Lo de la hora de comer es similar: cada empresa establece una duración, y la justifica atendiendo a su filosofía. Suele suceder que en esto y en otras muchas cosas, la empresa se convierte en un micro-mundo en el que se pierde perspectiva y se piensa que las cosas son así, un poco como en un pueblo pequeñito y aislado.
Hace tan poco tiempo que las cosas eran tan diferentes. Incluso en otros países, ahora mismo, están siendo diferentes. Pero no entra en el cerebro simple que conforma una compañía. El trabajo, en un principio, estuvo ligado al resultado que se buscaba: camino por la selva buscando comida. Cultivo estas semillas porque sé que luego salen plantas que dan frutos. Tengo estas vacas que dan leche y carne. Etc. Y no distinguía tanto entre hombres y mujeres. “Técnicamente”, es la mujer quien da a luz y mantiene a los hijos en un primer momento. Pero en todo lo demás, la mujer se ha desenvuelto trabajando, vendiendo, comprando, igual que un hombre, con otro tipo de habilidades, distintas simplemente, y no demasiado distintas.
Probablemente he mezclado en un párrafo aquello que ocurría en las cavernas con otras cosas que ocurrían en el Neolítico con otras que ocurren ahora en otras culturas. Permítaseme la licencia literaria, porque para lo que quiero comunicar, es suficiente así. Nos hemos metido los humanos a nosotros mismos en jaulas de oro, con su aire acondicionado y todo, que nos alejan de nuestra naturaleza e instintos. Competimos todos y todas en un mundo creado en el pasado y que es por definición machista, que cultiva unos determinados valores limitados, y que deja de lado muchas cosas buenas: creatividad, artesanía, libertad, juego, ejercicio físico, música, baile, ritos, decoración... por citar algunas de ellas.
En la introducción al Tao Te King, Josan Ruiz Terrés muestra una opinión similar, al comentar que la época actual es “yang”,
«en la que los valores identificados como masculinos y la búsqueda del
éxito se exaltan en todos los terrenos»
En un mundo en que se permiten los call center (centros de teleoperadores), que he oído llamar “las galeras del S. XXI”, con bastante acierto, en que una serie de personas debe permanecer encadenada a su puesto a través de unos cascos con micrófono, debe trabajar lo más parecido a un robot y ajustar su fisiología a quince minutos concretos durante su jornada, en un mundo así en que algunos/as idealistas creíamos que gracias a la crisis iban a cambiar las cosas, la moral del trabajo es, sin duda alguna, la del esclavo.
Citando de nuevo a Josan Ruiz Terrés,
«no se puede vivir instalado en el éxito por la sencilla razón de que el tiempo
de cosecha rara vez es permanente.»
miércoles, 24 de junio de 2009
El tabú menstrual – Miranda Gray
Lo cierto es que, por alguna misteriosa razón, el ciclo menstrual se ha denostado, se ha ignorado, o se ha tratado como un problema de salud, como defiende Miranda Gray en su anterior libro Luna Roja, o en el actual The Optimized Woman (La Mujer Optimizada, no publicado todavía en español).
Veamos qué pasó:
Es triste cuando incluso revistas new age o alternativas perpetúan el tabú menstrual.
He pensado que sería entretenido poner al descubierto el desafío al que nosotras las mujeres nos enfrentamos, al promover el ciclo menstrual como un recurso positivo, fuera de ser un “asunto de la salud femenina”, compartiendo ahora la correspondencia que mantuve con una publicación bien establecida sobre vida alternativa de la Nueva Era.
Mi aproximación principal fue preguntarles si les gustaría publicar un artículo basado en el libro The Optimized Woman.
Su respuesta fue:
«No, gracias, tratamos de concentrarnos en temas unisex lo máximo posible. Esto no significa que nunca cubriremos asuntos femeninos, sino que queremos equilibrarlos con los asuntos masculinos también, así hicimos, por ejemplo, recientemente en... y sobre la menopausia natural, por lo que probablemente no haremos una parte específica de “mujeres” durante un tiempo, no por lo menos hasta que lo hayamos igualado con una parte sobre salud del hombre.»
Y ahora mi respuesta:
«Muchas gracias por responderme.
»Comprendo totalmente su respuesta inicial, pero me gustaría manifestar mi cortés desacuerdo con ustedes en el hecho de que el ciclo menstrual sea un asunto femenino. Tras años de impartir charlas, me ha sorprendido constantemente el número de hombres entre mi público. Los hombres quieren comprender a las mujeres, quieren saber cómo hacerlas felices, cómo motivarlas, cómo comunicarse con ellas, saber qué esperar, y saber cómo diseñar la comunicación y la aproximación a ellas con el fin de no ser rechazados.
»Mi nuevo libro contiene un capítulo específicamente escrito para hombres, resumiendo las ideas y concepto del libro dadas a las lectoras para que ellas a su vez las den a leer a sus parejas, porque pienso que hay una necesidad en los hombres de comprender a las mujeres y poder construir mejores relaciones. La naturaleza cíclica de la mujer afecta a los hombres en todos los aspectos de sus vidas; allí donde hay mujeres hay ciclo menstrual. Si se puede dar a los hombres algunas guías sobre “la mujer cuatro en uno” (alude a las cuatro fases en que divide el ciclo en Luna Roja) y algunos enfoques prácticos, no sólo podrán construir relaciones íntimas más profundas, significativas, productivas y satisfactorias sexualmente, también podrán construir una mayor autoconfianza y autoestima. Es una situación ganar-ganar.
sábado, 6 de junio de 2009
Conductor: piensa en las motos
En la nueva campaña de concienciación de la DGT en funcionamiento desde el 29 de abril, aparece entre otras la frase que da título a esta entrada.
Otras frases son:
Motorista sé prudente.
Las motos son más vulnerables.
La carretera no es el circuito.
Volver es lo importante.
Dado lo acertado de las otras frases, y teniendo en cuenta lo breve del espacio, «Conductor piensa en las motos» es una frase que en mi opinión debería ser revisada.
Desde la primera vez que la leí, la frase me distrajo completamente, como toda frase que invite a pensar, reflexionar, meditar, etc. Como conductora, pensé en las motos: lo bonitas que son las motos, la moto en la que voy a veces de copiloto, lo divertido de la moto, las marcas y estilos de motos... Y rápidamente empecé a pensar en cualquier otra cosa.
Se puede intentar que el conductor piense, por ejemplo, en el motorista. Ésa sería una solución. Si piensas en otra persona manejando otro vehículo, esto quizá sí te haga pensar en aquello que se pretende con la campaña.
Otra opción es que el conductor esté atento a las motos, vigile, cuide, tenga cuidado. En otras palabras, un texto en medio de la carretera debe invitar a la acción inmediata, y no a la reflexión pasiva. Es algo que se estudia en la técnica más rudimentaria de venta a través de la lengua escrita.
viernes, 5 de junio de 2009
Sobre la educación
Me pregunto: ¿os imagináis unas aulas arrasadas por la típica bomba peliculera llenas de portátiles de última generación totalmente inútiles porque las siguientes generaciones no saben lo que son? Realmente, lo más probable es justo lo contrario: las nuevas generaciones van a permanecer todavía más horas, desde más pequeños, sentados delante de una pantalla.
- problemas físicos: visión deficiente, molestias en la espalda, malas digestiones, estreñimiento, hemorroides, problemas de sueño, articulaciones agarrotadas.
- problemas de relación: si sólo te sabes relacionar rebotando información contra una pantalla plana, poco podrás hacer en el mundo "real".
- desconexión con lo biológico, desde el propio cuerpo (ritmo biológico) hasta las estaciones, los ciclos lunares, día y noche...
- desconocimiento total del entorno, de cómo se sobrevive fuera de un edificio conectado a Internet.
Los portátiles de ZP me parecen demasiado, un derroche, aunque estoy a favor del progreso y de la educación virtual. Lo que quiero decir es que sería mejor gastarse ese dinero en las personas (profesores), en que haya más y mejores profesores y menos niños por aula, y métodos más creativos para aprender que el mero hecho de estudiar todos los años lo mismo.
Memorizar ha servido para tener culturilla general, y poco más. Hay gente que se sabe párrafos enteros de libros y nunca los ha digerido. Las generaciones X e Y lo hemos tenido todo tan resumido y pasado por el tamiz, que no nos hemos enterado de nada y no sabemos dónde está el río Nervión, a menos que estén cerca de nuestra casa, ni tampoco sabemos dónde está Australia (verídico: una compañera de trabajo me preguntó que si Australia no estaba en la Unión Europea, ¿dónde estaba entonces?). Quevedo, Lope, Galdós, sí, un montón de nombres y fechas y unos señores a los que pintar bigote (caso de no tenerlo) en el libro. Las ciencias "prácticas" no se libran: memorizar un método para aplicar la fórmula sin entender nada.
miércoles, 27 de mayo de 2009
Di que sí... o di que no!
Hasta hace muy poco, la moda ha sido decir NO. A raíz del famoso best-seller No diga sí cuando quiera decir no, los departamentos de Recursos Humanos han entrenado a los directivos y mandos intermedios a decir que no. En otras palabras, les han entrenado en la habilidad de ser asertivos. Quizá se debe también a que Daniel Goleman incluyó la asertividad como una de las competencias fundamentales de la Inteligencia Emocional. Lo cierto es que muchos de nosotros/as estamos entrenados a decir no de forma automática, sin dañar la estima del otro y sin perder nuestros derechos.
Y de pronto, surge algo tan divertido como la película Di que sí (bueno, surgió hace tiempo, yo la he visto en vídeo este fin de semana). En el tráiler se ve bastante de lo que sucede en la película, pero pienso que no han seleccionado las escenas que hacen pensar, sino las de pura diversión al estilo Jim Carrey. Lo cierto es que el problema del protagonista (Carl Allen) es que dice que no a todo. A todo: ni siquiera contesta a las llamadas de teléfono.
Carl Allen es perfectamente asertivo al principio de la película, y sin embargo su vida es bastante rutinaria y aburrida. ¿Por qué decir SÍ se ha denostado tanto? ¿Cómo es que decir NO no le ha reportado a este personaje la felicidad prometida por las habilidades sociales?
Sospecho que se debe a que no sabemos distinguir cuándo decir que sí, y cuando decir que no. Decir sí a la vida, a las experiencias, a lo positivo, a lo que nos abre, a las relaciones humanas. Decir no a la manipulación, a las llamadas inoportunas, a los emails que no nos aportan nada. Stephen Covey comenta que decimos no cuando arde un sí más grande en nuestro interior. Es decir, siempre que decimos no, decimos sí a otra cosa.
En cierto modo, pues, parece que sí y no se complementan como yin y yang. Decir uno es decir el otro, que está ahí como su opuesto o aquello que lo completa. Veamos un ejemplo:
Tu mejor amigo te llama para que recojas a eso de las siete a su tía-abuela
en el aeropuerto, ya que él no va a poder. Según lo estás oyendo, tu mente
empieza a crear excusas creíbles, y las va exponiendo:- A esa hora me viene un poco mal, salgo a las seis de trabajar
- Sí, pero le dije que irías tú, yo también salgo a esa hora, iría yo si no
fuera porque la niña se me ha puesto mala.- Sí, lo entiendo, lo que pasa es que hay un atasco en la Nacional a esas
horas que es imposible llegar.- Bueno, pero tú trabajas más cerca del aeropuerto que yo, así que aunque
llegues un poco más tarde de las siete, tampoco pasaría nada.- Ya, pero además mi mujer me dijo que tenía que comprar una serie de
cosas...- ¿Qué cosas?
Y así podría seguir la conversación durante un buen rato, porque los dos tendrían argumentos manipulativos (y falsos) para no encargarse de ello. ¿Hay que decir sí o hay que decir no? Pues no hay, en realidad, ninguna obligación a dar una respusta. Di sí cuando sea verdad que no tienes nada que hacer y cuando sientes una intuición de que hacer esto por tu amigo es importante para la amistad con él. Di no cuando sea verdad que hay algo para ti más importante que hacer.
Esta importancia o esta elección es bueno que sea de corazón. Di que sí de corazón y di que no de corazón. De otra forma, siempre te estarás diciendo NO a ti mismo/a, y ése es el peor NO que puede decirse.
miércoles, 20 de mayo de 2009
La regla fácil de la vida
Ernie J. Zelinski enunció la Regla Fácil de la Vida en su libro El placer de no trabajar, uno de mis preferidos ;-). Es una regla conocida por todos, pero escasamente aplicada, ya que el ser humano, como todos los seres, busca el placer y evita el dolor.
Si en la anterior entrada comenté que las sensaciones desagradables pueden conducir a un estado emocional negativo, ahora diré que, si se trata de buscar un objetivo más allá, quizá minimicemos la importancia de esas sensaciones. En otras palabras, sarna con gusto no pica.
Es fácil observar cómo las personas tratan de permanecer siempre en su área de comodidad. El área de comodidad de algunas de ellas es tan pequeña que no pueden casi ni moverse sin sentir ciertas dificultades. Sin embargo, el hecho de irse recogiendo poco a poco en este área produce un efecto paradójico: cada vez se reduce más.
Así, la regla fácil de la vida consiste en que, cuanto más fácil y cómodo sea lo que buscamos para el corto plazo, mayores dificultades tendremos a largo plazo. Esta regla se aplica en multitud de campos, de los que voy a citar algunos:
- Si estudias, es difícil, pero al final obtienes unos conocimientos que te facilitan tanto la entrada al mercado laboral, como el tipo de trabajo que realizas
- Si te entrenas para vencer tu miedo a hablar en público, consigues solventar muchos momentos de pánico que se te presentan en el trabajo, y acabas por sentir mayor autoestima
- Si empiezas a alimentarte de forma más sana, haciendo enormes sacrificios al ver pasar bandejas de tapas por tu lado, a largo plazo notarás que te encuentras mejor, que realmente no necesitas gambas a la gabardina para sobrevivir, y que tu cuerpo funciona de forma más óptima
- Si haces ejercicio de forma regular, también ayudas a que el cuerpo funcione mejor, duermes mejor, y alcanzas mayores niveles de relajación.
¿Qué es lo que ocurre? Que normalmente nos dejamos llevar por la parte fácil de la regla de la vida, ya que lo que podemos conseguir en el momento presente está asegurado, mientras que lo que obtendré después de haber estudiado, haber hecho dieta o haber hecho ejercicio, son beneficios que se presentan lentamente, poco a poco, y de forma casi imperceptible. El camino de la repetición siempre parece árido.
El tipo de estímulos de placer que nos alejan de acabar teniendo una vida fácil puede dividirse en dos: evitar sacrificios, o evitar el miedo. En los dos casos esquivamos algo que nos parece negativo, desagradable, incómodo, innecesario... Pero el caso del miedo es en el que me voy a centrar, porque la mayoría de las veces, según he observado, es miedo infundado. Además, una cosa es no querer hacer un sacrificio, aun siendo consciente de lo que puede suponer, y otra es no poder realizar algo por miedo.
¿Miedo a qué? Miedo a lo desconocido. Hay multitud de creencias bajo la capa del miedo a lo desconocido, desde «el mundo es hostil» hasta «no soy capaz», de forma que realizar cualquier acción en el terreno desconocido (hablar en público, llamadas comerciales, vender, conducir por primera vez) tiene un componente de visión de túnel de cómo es el mundo y otro de fallo en el autoconcepto. Algo así como que el mundo es muy grande y yo soy muy pequeñito/a.
Para que tu vida no se vea reducida al máximo, para ampliar tu zona de seguridad, para salvar poco a poco obstáculos que harán que te sientas más grande, más capaz, y en un mundo más afectuoso, puedes:
1. Entrar en acción cada vez que piensas algo. Por ejemplo: si quieres llamar a esa persona que conociste el otro día, llama AHORA.
2. Pregúntate: ¿por qué no? Es la pregunta preferida de Josepe García de Miguel, y la hago mía en este momento. ¿Qué te lo impide, cuál es el obstáculo, está en tu mente o está fuera?
3. Recordar los grandes beneficios que vas a obtener si das el paso, y recordar cómo se va a empequeñecer tu mundo si no lo das.
4. Ponerte en el peor de los casos: ¿qué es lo peor que puede pasar? Que se incendie mi casa y me quede sin trabajo y se vaya mi pareja y atropellen a mi perro y... Bueno, bueno, después busca qué es lo MÁS PROBABLE que puede ocurrir.
5. Juega. Al fin y al cabo, lanzarse a realizar lo difícil e incómodo puede tomarse como un juego. Es curioso cómo hay personas capaces de actuar socialmente en nombre de otras, pero cuando se trata de actuar como ellos mismos, se vienen abajo. Si es así, juega a que eres un personaje, o una persona famosa.
lunes, 18 de mayo de 2009
¿Sexo en crisis?
Me hago eco del artículo aparecido este domingo en El País Semanal, por Guillermo Abril, y busco aportar mi propio punto de vista sobre el tema. Se plantea que la cantidad y calidad de las relaciones sexuales han podido verse afectadas por el cambio en la coyuntura económica.
El sexo es una forma de creatividad, de puesta en práctica de la imaginación, de comunicación intensa y profunda con el otro, y de desahogo de tensiones físicas. Esta forma de ver la sexualidad puede convertirse en esta otra: el sexo es una rutina que ocurre con cierta frecuencia, cuando toca, y que se da siempre de la misma forma, con pocas o ninguna variación, que resulta aburrida y por tanto, acabamos por evitar.
¿Cómo es posible que la misma actividad pueda verse desde ángulos tan opuestos? La sexóloga Carol G. Wells nos cuenta una causa fácil de entender: la creatividad sexual parte del hemisferio derecho del cerebro, y sin embargo, nosotros nos pasamos el tiempo en actividades propias del izquierdo. El orgasmo se produce en un estado de semivigilia, que actualmente llamamos de flujo o «flow». Sin embargo, con el hemisferio izquierdo calculando, razonando, aplicando la lógica, no podemos alcanzar un estado similar, dado que interfiere una parte de nuestro yo con un fuerte espíritu crítico.
Es decir, el tipo de concentración necesario para tener una relación sexual satisfactoria es muy distinto al tipo de concentración que requiere realizar un trabajo de oficina, hacer cuentas, o hacer la lista de la compra. En cierto sentido, son opuestos: el espíritu racional, deductivo, realista debe deponer las armas y habremos de sumirnos en la vivencia intuitiva, impulsiva y atemporal si queremos disfrutar.
Con la aparición de un gran cambio en la situación económica, lidiamos con una variable más, y es la intensa emoción que puede ser de miedo o de tristeza. Pienso que la repercusión en nuestra sexualidad es diferente si la reacción es de miedo que si es de tristeza.
1) La ansiedad puede activarnos, puede instarnos a actuar para escapar de la situación actual. Y esta activación puede repercutir en un aumento de las relaciones sexuales y de su calidad, ya que hemos puesto en marcha nuestra imaginación para encontrar soluciones creativas a las circunstancias.
2) La tristeza puede hacernos caer en la inactividad, paralizando el funcionamiento de nuestros sistemas hasta que la coyuntura mejore. Entonces, el sexo se verá reducido a su mínima expresión. No nos quedarán ganas de pensar en ello con tantos problemas en la cabeza, problemas que nos han bloqueado.
A todo esto hay que añadir que el no poder adornar nuestras vidas con cierto glamour que compra el dinero, el sentir que no podemos arreglarnos y salir de tapas porque no tenemos suficiente, puede apagar la llama y revelar desavenencias que existían bajo una capa de estabilidad. Buscamos la estabilidad como si eso fuera la vida, y la mayoría de las cosas que merecen la pena ser vividas están fuera de nuestro área de seguridad. La estabilidad añade rutina, lleva al aburrimiento, y éste a la cólera y a identificar a nuestra pareja como razón de toda esta monotonía y blanco de nuestra ira.
Cuando se produce un cambio, incluso si es positivo, se abre un abismo ante nuestros ojos, un abismo de lo desconocido, de no saber qué va a pasar, y de no saber cómo actuar. Y al mismo tiempo, se abren nuevas posibilidades, nuevos caminos que podemos tomar, y la posibilidad de aprender que la vida es cambio y que nos estábamos agarrando a cosas que inevitablemente van a desaparecer, porque no son eternas.
Si tu trabajo estuviera asegurado de por vida, el sexo no sería mejor.
Si tuvieras mucho dinero, el sexo no sería mejor.
Si tuvieras más tiempo libre, el sexo no sería mejor.
El sexo será mejor si:
- Aprendes a desconectar de la actividad del hemisferio izquierdo: analítica, objetiva, intelectual.
- Reconoces tus emociones como algo diferente de ti, y dejas de identificarte con ellas: miedo intenso, excesiva ansiedad, tristeza y desesperanza.
- Comienzas a permitirte un espacio de verdadera creatividad e imaginación: juegos, reírte, tomarte menos en serio, visualizar tu próximo encuentro sexual, ver una película que te resulta excitante, leer una novela erótica.
- Comienzas a relajarte: cierras los ojos, buscas una posición cómoda, dedicas ratos de tu día a no hacer absolutamente nada, realizas técnicas de respiración.
- Dejas hueco a los placeres sensuales (y gratuitos): admirar la belleza, tomar el sol, escuchar música (o a los pájaros), pasear por un parque, observar el atardecer, darte una ducha siendo consciente de todos tus movimientos, el olor del jabón, el calor del agua sobre tu piel.
- Artículo de referencia:
http://www.elpais.com/articulo/portada/sexo/tiempos/revueltos/elpepusoceps/20090517elpepspor_8/Te - Información sobre sexualidad:
http://sites.google.com/site/estarmejorquebien/Home/chicas/sexualidad
miércoles, 13 de mayo de 2009
La comodidad física
Es posible que algunos de nosotros/as estemos muy incómodos/as en ciertos entornos de trabajo y no sepamos exactamente a qué se debe. Una de las causas puede ser la molestia física, el hecho de que algo en el ambiente no es tan agradable como lo que se ve en esta foto. Por ejemplo:
· Notamos que hace un exceso de calor, pero no advertimos que llevamos los pies "cocidos" dentro de los zapatos.
· Notamos que necesitamos beber agua, pero no percibimos que hay una gran falta de humedad en el ambiente.
· Nos parece como si nos faltara el aire, pero no pensamos en que no entra aire puro en este edificio "inteligente".
· Estamos irascibles, pero no advertimos el ruido machacón de una impresora, un fax, una fotocopiadora.
· Sentimos dolor de cabeza, pero no nos damos cuenta de que la luz es demasiado fuerte para nuestros ojos, o lleva unas horas parpadeando.
Si queremos ser autoconscientes, esto también incluye nuestro cuerpo. ¿Por qué? Podemos considerar que existen tres esferas en las que el ser humano percibe:
1) Sensaciones corporales: se trata de lo más básico y cercano al mundo exterior. Podemos tener sensaciones básicas de placer o dolor. El calor, el frío, la humedad o la sequedad, la luz, los sonidos o ruidos, todos estos elementos pueden ser percibidos como fuentes de placer o de dolor.
2) Emociones: ante los estímulos externos e internos, podemos tener reacciones inconscientes de nuestro cerebro emocional, que nos preparan para la lucha, la huida, o el bloqueo. Estas reacciones son las emociones, necesarias para la supervivencia, y que pueden resultarnos positivas o negativas, esto es, las podemos clasificar como de placer o de dolor.
3) Sentimientos: se trata del refinamiento de la emoción, una vez pasa por el pensamiento. Los sentimientos son pensamientos con una emotividad añadida. Con el pensamiento podemos potenciar la emoción que sentimos o mitigarla, e incluso provocar una emoción que no estábamos teniendo. Los sentimientos también pueden sernos gratos o dolorosos.
La comodidad física estará incluida en el primer punto. En algunos cursos, he pedido a los participantes que observasen cómo se encontraban, si algo les incomodaba, desde la ropa hasta cualquier ruido de fondo. Muchas veces se daban cuenta de que les molestaban los zapatos, o llevaban la corbata demasiado ajustada, o tenían calor, o frío, o no soportaban oír el zumbido del aire acondicionado. Otras veces, lo que les molestaba era la silla en la que estaban sentados/as, la postura que habían adoptado, o la tensión que sin darse cuenta habían acumulado en los hombros.
Se trata de sensaciones que tenemos continuamente, informaciones que recibimos pero que no emergen a la conciencia y a las que no prestamos atención, aunque acaban formando parte del estado de ánimo con el que hacemos frente al día a día.
Por mi parte, no tengo duda: mi despacho responde a mis necesidades de comodidad física. Por un lado, he diseñado un espacio acorde con aquello que me provoca sensaciones placenteras, como plantas o fotos evocadoras. Ya opté hace tiempo por la ropa y los zapatos cómodos. Y sobre todo: hago los descansos que la prevención de riesgos laborales indica... como mínimo. Los estiramientos, darse un paseo o dejar la vista perdida en el horizonte son recursos gratuitos, que requieren una cantidad de tiempo mínima y que realmente ayudan a sentirse más despiert@, más activ@, más descansad@.¿Y tú? ¿Te sientes cómodo/a? ¿Estás a gusto físicamente? ¿Qué cambiarías en tu ambiente?