En el último programa de Redes, Punset llevó a una Neuróloga, Sonia Lupien, que explicó qué es el estrés. Me alegro mucho de que invitase a una experta que por fin explicase lo que es el estrés, ya que me temo que la mayoría de las personas lo confunden con ansiedad.
Como la Neuróloga comentó, en una situación que provoca estrés, aparecen los siguientes elementos:
(Foto de Laura Casado)
- La situación es novedosa
- Tiene un carácter impredecible
- Tenemos poco o ningún control sobre ella
- Supone una amenaza a nuestra persona... o a nuestro ego.
¿Por qué se habla tanto de estrés?
Son ya muchos los años en que se habla del estrés, pero se hace poco por evitarlo, en parte por este desconocimiento, en parte porque queda muy bien tener estrés pero queda muy mal adoptar conductas que lo eviten. Decir que estás estresado es ponerte en el mismo barco en el que están el resto de personas de tu trabajo, tus amigos, tu familia. Decir que no te gustan las situaciones novedosas, impredecibles, y que no puedes controlar es como asumir que eres un ser débil y abyecto, temeroso, que se niega al progreso y los cambios de este mundo. Y tú sólo habías dicho que no te gusta el estrés...
¿Se puede eliminar el estrés totalmente de nuestras vidas?
Tal como afirmó Sonia Lupien en el programa, una persona sin estrés está muerta. Es necesario un cierto nivel de estrés, ya que de otra forma, seríamos una especie de planta o de roca que no se deja penetrar por la novedad. Resolver situaciones estresantes nos hace poner en funcionamiento los resortes de la creatividad, de la estrategia, de la persistencia y la resolución de problemas.
El estado ideal de nuestro cerebro es el flow o estado de flujo. En él, existe un equilibrio entre las habilidades que requerimos para hacer frente a una situación y las que tenemos. Una situación estresante se caracteriza por la falta de habilidades para resolverla positivamente.
Por ejemplo, si no sabemos realizar un trabajo, los primeros días estaremos estresados ante la novedad, impredecibilidad, falta de control y amenaza al ego que supone ese nuevo trabajo. En el lado opuesto, se encuentra aquello a lo que estamos tan habituados que aburre mortalmente, que es pura rutina, que tenemos automatizado: nuestras habilidades exceden las requeridas por la actividad. Esto puede llevar a un estado de ansiedad por no saber cómo ocupar el resto del tiempo una vez realizada la tarea.
Entonces, ¿qué es lo que mata?
Ya no mata el mamut lanudo que nos persigue, como apuntó la Neuróloga, mata la suma de exposiciones a peligros secundarios. Cada estresor no mata en sí mismo, pero se añade a la larga lista de estresores que nos mantienen en alerta. El cerebro percibe una situación de amenaza, y mantiene activadas las alarmas mientras esa amenaza no desaparezca. Lo que ocurre es que no nos da tiempo a resolver una situación estresante cuando aparece otra, y otra y otra. Hasta que llegamos al síndrome del quemado o burn out.
¿Qué hacemos?
Dejar de exponerse a situaciones estresantes NO es la solución, puesto que nuestro umbral de tolerancia a la frustración irá bajando, hasta un punto en que nos sea muy difícil encarar la situación más nimia.
Pero sí que ayuda reservarse un tiempo cada día para dejar que la mente se vea libre de toda esa maraña de exigencias sin resolver. Existen muchas posibilidades:
- sentarse a respirar profundamente durante varios minutos
- visualizar cómo resolveríamos la situación que nos preocupa
- charlar con otra persona sobre aquello que nos tiene estresados
- tomarse unos días en los que no nos van a asaltar los estresores
- compensar con actividades que nos ponen automáticamente en estado de flujo (pasear, ver una película, hacer el amor, leer, etc.)
Para más información: http://www.smartplanet.es/redesblog/
No hay comentarios:
Publicar un comentario