miércoles, 13 de mayo de 2009

La comodidad física


Es posible que algunos de nosotros/as estemos muy incómodos/as en ciertos entornos de trabajo y no sepamos exactamente a qué se debe. Una de las causas puede ser la molestia física, el hecho de que algo en el ambiente no es tan agradable como lo que se ve en esta foto. Por ejemplo:


· Notamos que hace un exceso de calor, pero no advertimos que llevamos los pies "cocidos" dentro de los zapatos.
· Notamos que necesitamos beber agua, pero no percibimos que hay una gran falta de humedad en el ambiente.
· Nos parece como si nos faltara el aire, pero no pensamos en que no entra aire puro en este edificio "inteligente".
· Estamos irascibles, pero no advertimos el ruido machacón de una impresora, un fax, una fotocopiadora.
· Sentimos dolor de cabeza, pero no nos damos cuenta de que la luz es demasiado fuerte para nuestros ojos, o lleva unas horas parpadeando.


Si queremos ser autoconscientes, esto también incluye nuestro cuerpo. ¿Por qué? Podemos considerar que existen tres esferas en las que el ser humano percibe:


1) Sensaciones corporales: se trata de lo más básico y cercano al mundo exterior. Podemos tener sensaciones básicas de placer o dolor. El calor, el frío, la humedad o la sequedad, la luz, los sonidos o ruidos, todos estos elementos pueden ser percibidos como fuentes de placer o de dolor.


2) Emociones: ante los estímulos externos e internos, podemos tener reacciones inconscientes de nuestro cerebro emocional, que nos preparan para la lucha, la huida, o el bloqueo. Estas reacciones son las emociones, necesarias para la supervivencia, y que pueden resultarnos positivas o negativas, esto es, las podemos clasificar como de placer o de dolor.


3) Sentimientos: se trata del refinamiento de la emoción, una vez pasa por el pensamiento. Los sentimientos son pensamientos con una emotividad añadida. Con el pensamiento podemos potenciar la emoción que sentimos o mitigarla, e incluso provocar una emoción que no estábamos teniendo. Los sentimientos también pueden sernos gratos o dolorosos.


La comodidad física estará incluida en el primer punto. En algunos cursos, he pedido a los participantes que observasen cómo se encontraban, si algo les incomodaba, desde la ropa hasta cualquier ruido de fondo. Muchas veces se daban cuenta de que les molestaban los zapatos, o llevaban la corbata demasiado ajustada, o tenían calor, o frío, o no soportaban oír el zumbido del aire acondicionado. Otras veces, lo que les molestaba era la silla en la que estaban sentados/as, la postura que habían adoptado, o la tensión que sin darse cuenta habían acumulado en los hombros.


Se trata de sensaciones que tenemos continuamente, informaciones que recibimos pero que no emergen a la conciencia y a las que no prestamos atención, aunque acaban formando parte del estado de ánimo con el que hacemos frente al día a día.


Por mi parte, no tengo duda: mi despacho responde a mis necesidades de comodidad física. Por un lado, he diseñado un espacio acorde con aquello que me provoca sensaciones placenteras, como plantas o fotos evocadoras. Ya opté hace tiempo por la ropa y los zapatos cómodos. Y sobre todo: hago los descansos que la prevención de riesgos laborales indica... como mínimo. Los estiramientos, darse un paseo o dejar la vista perdida en el horizonte son recursos gratuitos, que requieren una cantidad de tiempo mínima y que realmente ayudan a sentirse más despiert@, más activ@, más descansad@.¿Y tú? ¿Te sientes cómodo/a? ¿Estás a gusto físicamente? ¿Qué cambiarías en tu ambiente?

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