viernes, 17 de julio de 2009

El hormiguillo, azogue o necesidad de movimiento

La alarma ha sonado y yo me he levantado a hacer estiramientos. Mi acupuntora y médica tradicional china lo dijo bien claro: "ordenador no malo, pero cada media hora tiene que levantar y hacer estiramientos de brazos y piernas".

¡Cada media hora! Y eso que ya se reconoce en los manuales de Prevención de Riesgos Laborales que convendría levantarse cada dos horas, y descansar la vista cada hora. Me parecería inviable hacer esto en una oficina, pero lo bueno es que trabajo desde casa gran parte del tiempo, y puedo permitírmelo. Estoy bastante sorprendida, porque esas medias horas me cunden mucho más de lo que yo esperaba: como sé que sonará la alarma, elijo concentrarme en una o dos tareas en lugar de tratar de hacer veinticinco. Y estoy aprendiendo a dejar tareas empezadas o por empezar, para tomarme mis cinco o diez minutos de estiramientos, chi kung o respiración.


Lo cierto es que, intuitivamente, ya solía levantarme cada poco rato, porque me resulta muy difícil aguantar sentada en la misma posición mucho tiempo. Puede ser éste un componente kinestésico de mi forma de ser, si bien no influyó en mi aprendizaje: yo de pequeña sí era capaz de estar sentada en la silla sin prácticamente moverme. El "hormiguillo" y el "azogue" vinieron más adelante, tal vez después de dejar de practicar baile clásico, a los 15 años.


A una persona inquieta no le puedes sentar durante muchas horas y obligarle a escuchar un rollo muy largo, ni tampoco a analizar una información de una pantalla luminosa. Por eso experimenté gran alivio cuando empecé a dedicarme a la formación: doy clase de pie, puedo moverme, puedo hacer dibujitos en la pizarra en vez de hacerlos en los libros de texto, y puedo irme sentando en las mesas de mis alumnos/as. En este sentido, formar recoge muy bien mi necesidad de movimiento.


En general, creo que los estudios que se han hecho indican que una persona puede permanecer atenta a un discurso verbal un máximo de 20 minutos, tras lo cual, la tensión de haber estado utilizando su cerebro a toda potencia, se necesita liberar en forma de movimiento. Como orador, conviene entonces hacer un chiste o algo que rompa con la situación, para que los espectadores o participantes puedan removerse un poco en las sillas.


Creo que es sabio conocerse a uno mismo; como dijo Lao Tse en el Tao Te King, es "sabiduría superior", y en otros sitios está traducido como "iluminación". Pues es complicadillo también. Porque vas avanzando por la vida y detectas incoherencias, contradicciones, y cambios en los que no habías reparado. Yo recuerdo hace tan sólo cuatro años estar en una reunión y, cuando me preguntaron qué pensaba sobre los temas que se estaban exponiendo, respondí: "quiero irme a comer".


Ahora lo veo tan macarra y fuera de lugar. Ruego me disculpen aquellos que estaban reunidos conmigo. En esa época desconocía este componente kinestésico mío, pero sabía de sobra que cuando me empieza a doler el estómago, la capa y el barniz "humano" se me van y me convierto en animal. Sólo pienso en comer, en moverme, en salir de allí. Ahora llevo a todas partes comida, mi bolso siempre tiene algo para comer. Y qué feliz soy cuando puedo "aplacar a la bestia".


En fin, que dentro de unos minutos volverá a sonar mi alarma y me iré a estirarme de nuevo, por aquello de mantener la energía del cuerpo (o "qi") en movimiento y no convertirme en estatua de escayola.

1 comentario:

  1. Muchas gracias me hacia falta entende esa parte de mi. Estaba preocupada porque no podia mantenerme mucho tiempo sentada y consentrada incluso estoy iniciando una empresa y como veo que los empresarios estan largas horas trabajando ya me estaba sintiendo en desventajas de condisiones .

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