¿Qué te hace sentir vivo o viva?
Mucha gente me dice: ah, no, yo nunca he tenido vocación de nada. O te dice: yo quería ser bombero o astronauta, como todos los niños. Y yo les pregunto: ¿qué te entusiasma hacer? ¿Qué actividad hay que cuando la haces te desentiendes del paso del tiempo, del mundo que te rodea? ¿Qué te hace sentir vivo o viva? Antes de todo el oleaje de confusión con los estudios y las carreras profesionales, ¿a qué te gustaba dedicar la mayor parte de tu tiempo?
¿Cuánto tiempo le dedicas a esa actividad?
De aquí suelen salir actividades que parecen aficiones, pero a continuación me dicen: ya, pero es que de eso no se puede vivir. Vale, de acuerdo, ¿cuántas horas le dedicas al día, a la semana, al mes a esa actividad que te ilumina la cara con solo mencionarla? ¿Ninguna? Quizá de eso no se pueda vivir, o quizá no lo hayas probado lo suficiente. Lo que sí está claro es que sin eso se puede subsistir en una permanente frustración y sensación de fracaso, incluso si tu posición desde fuera es envidiable.
¿Quién es “yo”?
Recuerdo unas extrañísimas clases a las que asistí en BUP. La asignatura se llamaba Teoría del Conocimiento, y el profesor lanzó una pregunta curiosa: si tiras al aire todas las palabras que forman el Quijote, ¿existen posibilidades, aunque sean mínimas, de que caigan por azar escribiendo precisamente el Quijote? Yo escuchaba aquello y trataba de imaginarme todas esas palabras cayendo a la vez y lo veía francamente difícil. Pero el profesor dijo que sí, que existía esa posibilidad.
Después nos preguntó: ¿existen posibilidades de que en algún tiempo pasado, presente o futuro vuelvas a existir tú, o exista otro “yo” (que eres tú)? Por mi parte, eso me pareció mucho más probable: ¡pues claro, con la de gente que hay! Pero de nuevo, el profesor nos quitó la razón (a los que sorprendentemente seguíamos atendiendo). Tu “yo” es único, y no puede haber existido, ni existir ahora en otra parte, ni existir en el futuro.
La chispa divina
Según la medicina tradicional china, nuestra energía procede de diversas fuentes, algunas de ellas son hereditarias y otras adquiridas. A su vez, entre las hereditarias hay dos tipos de energía, la ancestral, que sería la herencia genética, y la energía primigenia, que es nuestra parte más celeste. Es como una chispa que cada uno de nosotros lleva como parte del fuego cósmico.
Quizá eso es una explicación alternativa para esta huella personal que llevamos dentro, la marca, lo que te hace ser “yo”. Y en esta chispa está escrita la “idea del cielo”, aquello que has venido a hacer en la tierra, siempre según el taoísmo.
Y no creáis que soy yo quien desempolva un saber taoísta ancestral. Está a la orden del día hablar de esto, aunque sin mencionar la parte poética. Esa chispa que podemos llamar “divina” es la que nos define como personas únicas, es la que es “yo”.
Tu misión
A veces, los consultores de habilidades hablan de la “misión personal” y de la “brújula interior” y cualquiera diría que todos íbamos destinados a ser Einstein, pero entonces la formación, la influencia cultural, y los padres, nos llevaron a ser aburridos administrativos.
Sin embargo, pienso que la chispa del cielo, el elemento que hace que tú seas tú y estés destinado/a a tu misión secreta personal, la gracia es que puedes llevarla a cabo. En ti está la semilla de esa acción que te va a realizar; llevas dentro tu vocación. Y curiosamente, cuando más consciente eres de ella es cuando eres pequeño.
Todo aquello con lo que naces es justo lo que necesitas para realizar en la tierra aquella idea del cielo. En este sentido, eres perfecto/a tal como eres y la frustración no tiene cabida. Pero, ¿por qué entonces hay tantas personas frustradas, descontentas, desmotivadas con su situación? Porque todas ellas han olvidado cuál era su misión.
Mucha gente me dice: ah, no, yo nunca he tenido vocación de nada. O te dice: yo quería ser bombero o astronauta, como todos los niños. Y yo les pregunto: ¿qué te entusiasma hacer? ¿Qué actividad hay que cuando la haces te desentiendes del paso del tiempo, del mundo que te rodea? ¿Qué te hace sentir vivo o viva? Antes de todo el oleaje de confusión con los estudios y las carreras profesionales, ¿a qué te gustaba dedicar la mayor parte de tu tiempo?
¿Cuánto tiempo le dedicas a esa actividad?
De aquí suelen salir actividades que parecen aficiones, pero a continuación me dicen: ya, pero es que de eso no se puede vivir. Vale, de acuerdo, ¿cuántas horas le dedicas al día, a la semana, al mes a esa actividad que te ilumina la cara con solo mencionarla? ¿Ninguna? Quizá de eso no se pueda vivir, o quizá no lo hayas probado lo suficiente. Lo que sí está claro es que sin eso se puede subsistir en una permanente frustración y sensación de fracaso, incluso si tu posición desde fuera es envidiable.
¿Quién es “yo”?
Recuerdo unas extrañísimas clases a las que asistí en BUP. La asignatura se llamaba Teoría del Conocimiento, y el profesor lanzó una pregunta curiosa: si tiras al aire todas las palabras que forman el Quijote, ¿existen posibilidades, aunque sean mínimas, de que caigan por azar escribiendo precisamente el Quijote? Yo escuchaba aquello y trataba de imaginarme todas esas palabras cayendo a la vez y lo veía francamente difícil. Pero el profesor dijo que sí, que existía esa posibilidad.
Después nos preguntó: ¿existen posibilidades de que en algún tiempo pasado, presente o futuro vuelvas a existir tú, o exista otro “yo” (que eres tú)? Por mi parte, eso me pareció mucho más probable: ¡pues claro, con la de gente que hay! Pero de nuevo, el profesor nos quitó la razón (a los que sorprendentemente seguíamos atendiendo). Tu “yo” es único, y no puede haber existido, ni existir ahora en otra parte, ni existir en el futuro.
La chispa divina
Según la medicina tradicional china, nuestra energía procede de diversas fuentes, algunas de ellas son hereditarias y otras adquiridas. A su vez, entre las hereditarias hay dos tipos de energía, la ancestral, que sería la herencia genética, y la energía primigenia, que es nuestra parte más celeste. Es como una chispa que cada uno de nosotros lleva como parte del fuego cósmico.
Quizá eso es una explicación alternativa para esta huella personal que llevamos dentro, la marca, lo que te hace ser “yo”. Y en esta chispa está escrita la “idea del cielo”, aquello que has venido a hacer en la tierra, siempre según el taoísmo.
Y no creáis que soy yo quien desempolva un saber taoísta ancestral. Está a la orden del día hablar de esto, aunque sin mencionar la parte poética. Esa chispa que podemos llamar “divina” es la que nos define como personas únicas, es la que es “yo”.
Tu misión
A veces, los consultores de habilidades hablan de la “misión personal” y de la “brújula interior” y cualquiera diría que todos íbamos destinados a ser Einstein, pero entonces la formación, la influencia cultural, y los padres, nos llevaron a ser aburridos administrativos.
Sin embargo, pienso que la chispa del cielo, el elemento que hace que tú seas tú y estés destinado/a a tu misión secreta personal, la gracia es que puedes llevarla a cabo. En ti está la semilla de esa acción que te va a realizar; llevas dentro tu vocación. Y curiosamente, cuando más consciente eres de ella es cuando eres pequeño.
Todo aquello con lo que naces es justo lo que necesitas para realizar en la tierra aquella idea del cielo. En este sentido, eres perfecto/a tal como eres y la frustración no tiene cabida. Pero, ¿por qué entonces hay tantas personas frustradas, descontentas, desmotivadas con su situación? Porque todas ellas han olvidado cuál era su misión.
Yo me siento más en la línea de las sagas de películas: misión imposible I, II, III y sucesivas, porque parece que mi misión es tener muchas misiones diferentes! Si no somos conscientes de que somos personas únicas, nos pasamos la vida comparándonos, mirando hacia los otros en lugar de mirar hacia dentro y ver todo ese potencial, esa chispa, esas posibilidades que todos tenemos. Solamente hace falta un pizca de valor y grandes dosis de esfuerzo!
ResponderEliminarMuchas gracias, sigo reflexionando sobre lo leído. Gracias.
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