domingo, 17 de abril de 2016

¿Recuerdas la muerte de Chanquete?

Cambiarse de casa es una situación ideal para deshacerse de un montón de trastos que en realidad no utilizamos.

Este artículo del blog de Sindinero nos propone un lugar a donde enviar todo aquello que nos sobra pero que preferimos reciclar: Madrid Recicla, grupo que pertenece a Freecycle.org, una red sin fines lucrativos dedicada a poner en contacto a interesados que deseen reutilizar todo aquello que todavía tiene una vida útil.

Por poner un ejemplo, los libros se han convertido en trastos. Es bastante triste verlo así. Pero intenta vender un libro de segunda mano. Da igual que te costara veinte euros, lo vas a tener que colocar por un euro, máximo cinco, dependiendo de su actualidad. Los libros clásicos, estos que se leen en la etapa escolar, ya costaron unos cinco euros; casi hay que pagar a alguien para que se los lleve. Además, el encanto de leer un libro en papel, notar el tacto, pasar las hojas, subrayar pasajes… todo esto se olvida cuando se trata de transportarlos de un lugar a otro, sabiendo que la mayoría no los vas a volver a abrir, y tan solo los conservas para “verlos”, ver el lomo junto al resto de lomos en la estantería.

En otro artículo se proponen un par de retos para ser capaz de deshacerse de los objetos que vamos arrastrando. Si de pronto tienes que huir de tu casa, o salir precipitadamente, dejarás atrás miles de cachivaches de todo tipo que en realidad no estás utilizando.

  • El reto de pasar la temporada con solo 33 prendas a mí no me parece tan complicado, no tengo muchas más porque las prendas no se encuentran entre mis debilidades consumistas.
  • Me ha gustado más el otro reto: se trata de jugar con otra persona a ver quién aguanta más tiempo deshaciéndose cada día de un objeto más que el día anterior hasta completar un mes (es decir, un objeto hoy, mañana dos, pasado tres…). Te podrías deshacer de hasta 465 cosas, objetos, cachivaches, aparatos, libros… que siempre puedes regalar, vender, donar…


Estar de mudanza me recuerda a la muerte de Chanquete

Estar de mudanza me recuerda a la muerte de Chanquete. Al principio no tenía claro por qué, tal vez por el sentimiento de pérdida. Yo tenía 6 años cuando murió Chanquete, ese afable abuelo que todos quisiéramos tener. En mi recuerdo, la muerte de Chanquete está directamente conectada a las sevillanas “Algo se muere en el alma”:
Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va,
Y va dejando una huella que no se puede borrar.

Al buscar referencias de la muerte de Chanquete en Internet, me sorprendí bastante porque Chanquete tiene su propia entrada en Wikipedia, los cortes en RTVE y youtube de “Chanquete ha muerto”, “El entierro de Chanquete” y “Algo se muere en el alma”.

Además, Chanquete era uno de esos individuos que había conseguido vivir con menos, conformarse con una vida tranquila en su vieja embarcación varada en una colina. Es lo que defienden los minimalistas Nicodemus y Joshua Fields, mencionados en el artículo que comentábamos, y que se preguntan si son nuestras posesiones las que nos poseen.

Justo antes de que Chanquete muriera, estaba recibiendo presiones para que abandonara el terreno no calificado en el que se asentaba su vivienda, un viejo barco llamado “La Dorada 1”, y que lo cediera “al progreso”, al “avance”, representado en la serie como la inmobiliaria llamada Promovisa, “la empresa que sin pausa y sin prisa…”.

A Chanquete le querían echar de su hogar, hogar que las excavadoras destrozaron una vez muerto el viejo pescador, y eso me evoca el momento en que la empresa de mudanzas empieza a arramplar con tus posesiones para meterlas en cajas y el hogar se destruye ante tus ojos, y sientes que tus posesiones te poseen, y que va a haber un lapso de tiempo más o menos largo entre esta destrucción y la nueva construcción en que no vas a tener un hogar, solo una casa.

Así que me pregunto y te pregunto: ¿qué compone un hogar?

domingo, 10 de abril de 2016

Concierto de Miguel Vigil en Libertad 8

El viernes 8 de abril tuve la suerte de asistir a un concierto de Miguel Vigil en Libertad, 8.

Conozco a Miguel desde hace varios años, pero no había asistido a sus conciertos, es más, hasta hace muy poco, no había siquiera escuchado su música. Fue a raíz de pedir su libro Relatos Polisémicos que recibí, junto al libro, un CD con su música. No es lo mismo leer a Miguel que escucharle. Hasta recibir el CD solo le había leído en el boletín de la Asociación Española de Tai Chi Xin Yi. Al escucharle, su sentido del humor y su talento cobran un aspecto tridimensional muy interesante: canta muy bien, es muy agradable al oído y es realmente gracioso.

Al escucharle en directo, ganamos además la riqueza de ver una actuación en vivo, que está ocurriendo “de verdad”, que no está enlatada, y que responde al feedback que da el público, y que también retroalimenta al público y le anima más, en una espiral creciente de buen rollo.

Miguel Vigil dice: “os voy a hacer una canción…”. Y esto me llama la atención. Claro, la canción la hace en ese momento, la fabrica junto con otro gran músico como es Lorenzo Azcona, que lo mismo contribuye a esta fabricación con un saxo que con una flauta travesera o con unos tambores.
Para ser precisos, ahora que recuerdo, la primera vez que escuché una canción de Miguel fue una experiencia un tanto impactante. Él me felicitó mi cumpleaños en Facebook compartiendo conmigo una canción que lleva como título corto TPM, y como largo, "Tu puta madre". Así. Y el vídeo no te deja indiferente, no.

El espectáculo de Miguel, además de profesional, regala mucho de algo que cada vez se deja ver menos, y es el humor. El humor parece estar vedado. Cada vez más colectivos se ofenden y se sienten agraviados cuando se tratan según qué temas con humor. Esto es algo que señaló hace poco John Cleese en una entrevista: “no podemos hacer humor y ser políticamente correctos a la vez”. Algunas de las perlas que John Cleese dijo en esta entrevista: “la idea de que se te debe proteger de cualquier tipo de emoción incómoda es lo que de ninguna manera suscribo”, “toda la esencia del humor, de la comedia (…) es que toda comedia es crítica”.

En lo que a mí concierne, observo que cada vez más el humor se elimina de la educación para adultos (que es la que conozco). Sugieres a cualquiera involucrado en un proyecto que utilicemos el humor y responderá: “no, para tratar el tema X no debemos usar humor”. Y lo malo es que X se puede sustituir por cualquier temática: PRL, contabilidad, liderazgo, matemáticas… Todo debe ser serio para ser tomado en serio. En la práctica, la formación se convierte en algo tedioso y soporífero. Cuando estás en el aula puedes paliar la seriedad de la documentación con ejemplos y anécdotas, cuando provees de formación a través de un sistema informático, se acabaron los ejemplos y las anécdotas.

El propio John Cleese, por cierto, fundó la empresa VideoArts para crear formación basada en vídeos con humor. Es antológico su vídeo “Bloody meetings” (Malditas reuniones) para explicar, de una forma muy cómica, lo que no debe hacerse en una reunión:


Volviendo a Miguel Vigil, él es otro, al igual que John Cleese, que defiende el humor, defiende la comedia, e incluso escribe y canta sobre aquello que parece políticamente incorrecto, como el uso excesivo de masculino y femenino para resultar inclusivo, o la crítica exacerbada a los fumadores, como verdaderos delincuentes que merecen morir por echar el humo a los demás.

De Miguel no digo más, solo que vayáis a verle y que os haga unas canciones a medida. El disfrute está asegurado.