Suelo cenar en el hotel, porque es mucho más cómodo, y lo más parecido a cenar en pijama en tu casa, que es lo que haces de lunes a jueves si no has viajado.

La primera vez que bajé, el camarero me facilitó un periódico. Insistió. Las veces consecutivas observé que cada uno de los/las ejecutivos solitarios se había traído consigo algo para mirar distraídamente, como ese periódico que me ofrecía el camarero, algo en lo que sumergirse para fingir no estar allí: tablets, teléfonos y a veces ambas cosas. Por ello, la siguiente vez decidí yo también bajar con mi teléfono, y hacer absurdas fotos de la comida, para matar el tiempo.
Así que ahora me imagino que el hotel ofrece un servicio adicional, llevado por una coach o una psicóloga: se invita a los que están alojados en el hotel y han venido solos a cenar en una mesa redonda, todos juntos.
Esto se anuncia en unos carteles a la entrada del hotel, lo ofrecen los recepcionistas, e incluso la coach se pasa por el hall y el restaurante con unos folletos.

En ellos se explican los beneficios de cenar acompañado, que van desde hacer una mejor digestión a tener sentimientos positivos de pertenecer, relacionarse con nuevas personas, etc.
Para los que tengan que se parezca a una cena de negocios, se explica que en esas cenas solo estará permitido hablar de ilusiones, aficiones, intereses, seres queridos...
Para incentivar esta cena, se ofrece también un descuento en el precio de la cena, descuento que es creciente según la persona se va apuntando a más y más cenas durante el tiempo que esté alojado en el hotel.
Otra firma quizá mejor de incentivarlo es que el menú de esa mesa redonda sea especial, y al mismo precio.
Bueno, es una idea, emprendedores del país, ¿os animáis a probarla?